20/9/10

"El mundo se detuvo, dejó de girar, seguramente, y la Vuelta se hizo eterna en tres kilómetros eternos, la belleza eterna del ciclismo, la lucha hasta el final, el mano a mano interminable entre dos personas, dos deportistas que, seguramente, habrían preferido morirse sobre la bicicleta antes que renunciar voluntariamente a seguir dando pedales, a seguir doblándose, retorcidos como el tronco de un olivo viejo, como unas manos artríticas, sobre dos ruedas en una pared vertical, en una cuesta que dolía hasta subir a pie".

Gracias por haber hecho una Vuelta diferente y emocionante hasta el final...